• “La pandemia nos ha llevado a una encrucijada (…). Es necesario eliminar de nuestras economías los aspectos no esenciales y nocivos y crear formas fructíferas de comercio, producción y transporte de mercancías”
  • El Papa insta a “dar libertad a los oprimidos y a todos aquellos que están encadenados a las diversas formas de esclavitud moderna, incluida la trata de personas y el trabajo infantil”
  • “Renuevo mi llamamiento para cancelar la deuda de los países más frágiles ante los graves impactos de la crisis sanitaria, social y económica que afrontan tras el Covid-19”
  • “La desintegración de la biodiversidad, el vertiginoso incremento de los desastres climáticos, el impacto desigual de la pandemia en curso sobre los más pobres y frágiles son señales de alarma ante la codicia desenfrenada del consumo”
  • Exige que las multinacionales reparen a las comunidades indígenas por “un nuevo tipo de colonialismo que explota vergonzosamente a las comunidades y países más pobres que buscan con desesperación el desarrollo económico”

Por Jesús Bastante en Religión Digital 

“Sigamos creciendo en la conciencia de que todos vivimos en una casa común como miembros de la misma familia”. Así concluye el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial por el Cuidado de la Creación, que se celebra hoy y que sirve de pórtico para el ‘Tiempo de la Creación’, que llegará hasta el 4 de octubre (festividad de San Francisco de Asís y fecha propuesta para la posible nueva encíclica papal, sobre la fraternidad humana).

En un duro mensaje, Francisco reclama a los países ricos “cancelar la deuda de los países más frágiles ante los graves impactos de la crisis sanitaria, social y económica que afrontan tras el Covid-19″, pero no como una concesión, sino como parte de la “justicia restaurativa”, fruto de siglos esquilmando el planeta y los recursos de las poblaciones indígenas.

Al tiempo, el papa apuesta por “estilos de vida equitativos y sostenibles”, especialmente durante la pandemia, que “nos ha llevado de alguna manera a redescubrir estilos de vida más sencillos”. “La Naturaleza nos urge, alarmada, a regresar al lugar correcto en el orden natural”, constata Bergoglio.

Recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse

En su mensaje, el Papa recuerda que la celebración de este año coincide con el cincuentenario del Día de la Tierra, por lo que el lema es ‘Jubileo de la Tierra’. ¿Y qué es un Jubileo? “Un tiempo sagrado para recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse”, escribe Francisco. Y en esos cinco verbos reposan sus reflexiones para esta jornada.

En primer lugar, “un tiempo para recordar”, para “hacer memoria de la vocación original de la creación con vistas a ser y prosperar como comunidad de amor. Existimos sólo a través de las relaciones: con Dios creador, con los hermanos y hermanas como miembros de una familia común, y con todas las criaturas que habitan nuestra misma casa”, escribe el Papa.

La Creación, “una herencia común”

También un tiempo “para regresar”, para “volver atrás y arrepentirse”, por romper “los lazos que nos unían al Creador, a los demás seres humanos y al resto de la creación”. “Necesitamos sanar estas relaciones dañadas, que son esenciales para sostenernos a nosotros mismos y a todo el entramado de la vida”, sostiene Bergoglio, quien aboga por “pensar de nuevo en los demás, especialmente en los pobres y en los más vulnerables”, y acoger la creación “como una herencia común, un banquete para compartir con todos los hermanos y hermanas en un espíritu de convivencia; no en una competencia desleal, sino en una comunión gozosa, donde nos apoyamos y protegemos mutuamente”.

Un momento, también, “para dar libertad a los oprimidos y a todos aquellos que están encadenados a las diversas formas de esclavitud moderna, incluida la trata de personas y el trabajo infantil”, y para “volver a escuchar la tierra” que “nos urge, alarmada, a regresar al lugar correcto en el orden natural, a recordar que somos parte, no dueños, de la red interconectada de la vida”.

“La desintegración de la biodiversidad, el vertiginoso incremento de los desastres climáticos, el impacto desigual de la pandemia en curso sobre los más pobres y frágiles son señales de alarma ante la codicia desenfrenada del consumo”, recalcó el Pontífice.

Agotar el medioambiente

En tercer lugar, “un tiempo para descansar”, pese a que “nuestro estilo de vida empuja al planeta más allá de sus límites”, hasta el punto de estar “agotando el medio ambiente”. “Los bosques se desvanecen, el suelo se erosiona, los campos desaparecen, los desiertos avanzan, los mares se vuelven ácidos y las tormentas se intensifican: ¡la creación gime!”.

Por ello, prosigue Francisco, “necesitamos encontrar estilos de vida equitativos y sostenibles, que restituyan a la Tierra el descanso que se merece, medios de subsistencia suficientes para todos, sin destruir los ecosistemas que nos mantienen”.

“La pandemia actual -añade- nos ha llevado de alguna manera a redescubrir estilos de vida más sencillos y sostenibles”. Y es que “la crisis, en cierto sentido, nos ha brindado la oportunidad de desarrollar nuevas formas de vida (…). La pandemia nos ha llevado a una encrucijada. Necesitamos aprovechar este momento decisivo para acabar con actividades y propósitos superfluos y destructivos, y para cultivar valores, vínculos y proyectos generativos. Debemos examinar nuestros hábitos en el uso de energía, en el consumo, el transporte y la alimentación. Es necesario eliminar de nuestras economías los aspectos no esenciales y nocivos y crear formas fructíferas de comercio, producción y transporte de mercancías”.

“Es el momento de la justicia restaurativa”

En cuarto término, el Jubileo es “un tiempo para reparar” y “sanar las relaciones humanas perjudicadas”. En este sentido, el Papa invita a perdonar “las deudas de los demás”, sin olvidar “la historia de explotación del sur del planeta, que ha provocado una enorme deuda ecológica, principalmente por el saqueo de recursos y el uso excesivo del espacio medioambiental común para la eliminación de residuos. Es el momento de la justicia restaurativa”.

“En este sentido, renuevo mi llamamiento para cancelar la deuda de los países más frágiles ante los graves impactos de la crisis sanitaria, social y económica que afrontan tras el Covid-19. También es necesario asegurar que los incentivos para la recuperación, que se están desarrollando e implementando a nivel global, regional y nacional, sean realmente eficaces, con políticas, legislaciones e inversiones enfocadas al bien común y con la garantía de que se logren los objetivos sociales y ambientales globales”.

Restaurar el equilibrio climático

Del mismo modo, “es igualmente necesario reparar la tierra. Restaurar el equilibrio climático es sumamente importante, puesto que estamos en medio de una emergencia. Se nos acaba el tiempo”, apunta Francisco, que reclama el cumplimiento de los Acuerdos de París para limitar el crecimiento de la temperatura media global del planeta por debajo de los 1,5 grados: “Ir más allá resultará catastrófico, especialmente para las comunidades más pobres del mundo”. Por eso, de cara a la COP26 de Glasgow, el Papa insta “a cada país a adoptar objetivos nacionales más ambiciosos para reducir las emisiones”.

“Estamos obligados a reparar según justicia, asegurando que quienes han habitado una tierra durante generaciones puedan recuperar plenamente su uso”, recalca el Papa, quien exige que “las comunidades indígenas deben ser protegidas de las empresas, en particular de las multinacionales” y su “extracción deletérea de combustibles fósiles, minerales, madera y productos agroindustriales”, un “nuevo tipo de colonialismo que explota vergonzosamente a las comunidades y países más pobres que buscan con desesperación el desarrollo económico”.

Cambiar la realidad desde la base

Finalmente, “un tiempo para alegrarse”. “Sabemos que el grito de la Tierra y de los pobres se ha vuelto aún más fuerte en los últimos años. Al mismo tiempo, somos testigos de cómo el Espíritu Santo está inspirando a personas y comunidades de todo el mundo a unirse para reconstruir nuestra casa común y defender a los más vulnerables”, recuerda Francisco, que anima a los movimientos que “desde la base y desde las periferias están trabajando generosamente por la protección de la tierra y de los pobres”.

“Nos alegramos además de que las comunidades de creyentes se estén uniendo para crear un mundo más justo, pacífico y sostenible.”, concluye el Papa, que exhorta a los fieles a que “sigamos creciendo en la conciencia de que todos vivimos en una casa común como miembros de la misma familia”.