Niña Asháninka
En la Amazonía, los poderosos intereses financieros y criminales no se detendrán ante nada para extraer ilegalmente recursos como la madera y el oro de las tierras protegidas. Mauro Pío Peña, un líder Asháninka de una comunidad selvática en el Perú, pagó esta crueldad con su vida.
El 27 de mayo de 2013, Peña fue asesinado por dos hombres armados en una motocicleta, ellos le dispararon, matándolo afuera de su casa. Peña, de 57 años, es otro de los más de 1,000 activistas, agricultores y sacerdotes que han sido asesinados en la Amazonía por la defensa de los derechos humanos y el medio ambiente.
Mientras el Vaticano se prepara para el Sínodo de la Amazonía en Octubre, nosotros cada mes reflexionamos sobre mártires como Peña, quienes murieron en defensa de su gente y del mundo natural que lo consideran sagrado. Junto con los obispos de todo el mundo, rezamos por un fuerte liderazgo internacional para que los pueblos de la Amazonía sean tratados con equidad y sus recursos se utilicen de manera justa y sostenible.
También rezamos por aquellos que pusieron un precio de 2,000 soles peruanos ($ 600 USD) a la vida de Mauro Pío Peña, cantidad que fue pagada a sus sicarios, quienes con todo su poder, deben haber temido la certeza de las convicciones de Peña. Él fue un crítico abierto a la tala ilegal y a la contaminación de los ríos en su amada selva, era un defensor de los derechos indígenas, por lo que logró asegurar el título de sus tierras comunales y obtuvo el reconocimiento federal de su tribu.
Sin embargo, a pesar de las amenazas de muerte y de la llegada de los mercenarios que con unas AK-47 atacaron a los aldeanos de Asháninka, quienes solo se encontraban armados con arcos, Peña se mantuvo firme hasta el final.
De los sacrificios de Peña y otros como él, tenemos un testimonio valiente que inspira a las personas de todo el mundo a proteger la vida en la Amazonía y más territorios.
El 27 de mayo de 2013, Peña fue asesinado por dos hombres armados en una motocicleta, ellos le dispararon, matándolo afuera de su casa. Peña, de 57 años, es otro de los más de 1,000 activistas, agricultores y sacerdotes que han sido asesinados en la Amazonía por la defensa de los derechos humanos y el medio ambiente.
Mientras el Vaticano se prepara para el Sínodo de la Amazonía en Octubre, nosotros cada mes reflexionamos sobre mártires como Peña, quienes murieron en defensa de su gente y del mundo natural que lo consideran sagrado. Junto con los obispos de todo el mundo, rezamos por un fuerte liderazgo internacional para que los pueblos de la Amazonía sean tratados con equidad y sus recursos se utilicen de manera justa y sostenible.
También rezamos por aquellos que pusieron un precio de 2,000 soles peruanos ($ 600 USD) a la vida de Mauro Pío Peña, cantidad que fue pagada a sus sicarios, quienes con todo su poder, deben haber temido la certeza de las convicciones de Peña. Él fue un crítico abierto a la tala ilegal y a la contaminación de los ríos en su amada selva, era un defensor de los derechos indígenas, por lo que logró asegurar el título de sus tierras comunales y obtuvo el reconocimiento federal de su tribu.
Sin embargo, a pesar de las amenazas de muerte y de la llegada de los mercenarios que con unas AK-47 atacaron a los aldeanos de Asháninka, quienes solo se encontraban armados con arcos, Peña se mantuvo firme hasta el final.
De los sacrificios de Peña y otros como él, tenemos un testimonio valiente que inspira a las personas de todo el mundo a proteger la vida en la Amazonía y más territorios.