Iniciamos el mes de septiembre con una jornada para reflexionar sobre el medio ambiente, la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que este año tiene como tema: «Jubileo por la Tierra». Iniciamos el Tiempo de la Creación, una iniciativa que se celebra cada año desde el uno de septiembre hasta el cuatro de octubre, fiesta de san Francisco de Asís. Esta propuesta organizada por el Dicasterio para el Servicio del desarrollo humano integral del Vaticano nos invita a unirnos a la familia de todos los cristianos para orar y actuar en beneficio de la casa común.
Este año, además, la iniciativa tiene lugar durante la celebración del quinto aniversario de la carta encíclica Laudato si’. En este documento, el papa Francisco nos invita a todos a comprometernos a amar y proteger nuestro planeta y toda la vida que se alberga en él. Debemos tener especial cuidado de las personas que lo habitan y velar por su dignidad; ellas son las criaturas principales de la creación.
Vivimos un tiempo de pandemia en el cual hemos aprendido hasta qué punto dependemos unos de otros, pues cada vez somos más conscientes de las interacciones entre todos los seres vivos de la creación. Si somos solidarios, podemos ayudar a salvar vidas. Por ejemplo, si cumplimos las medidas de seguridad e higiene frenamos el contagio del coronavirus. Si nosotros nos protegemos, protegemos a los demás. Este sentido cooperativo también es necesario en nuestra relación con el medio ambiente: si cuidamos el planeta, nos cuidamos a nosotros mismos. Los seres humanos somos seres sociales, relacionales y, por tanto, necesitamos a la comunidad para alcanzar nuestra plenitud. Se puede decir que todos estamos conectados, porque todos somos hijos de un mismo Padre creador.
Si cuidamos la Tierra, estamos haciendo posible la vida. La reciente exhortación apostólica del papa Francisco con el título Querida Amazonia, nos anima a acelerar los pasos hacia nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral. El Papa nos advierte: «No habrá una ecología sana y sustentable, capaz de transformar algo, si no cambian las personas, si no se las estimula a optar por otro estilo de vida, menos voraz, más sereno, más respetuoso, menos ansioso, más fraterno» (Querida Amazonia, 58).
Confío que este Tiempo de la Creación nos ayude a darnos cuenta de que «vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana» (Laudato si’, 217).
Queridos hermanos y hermanas, cuidemos nuestra hermana tierra. Y pidamos al Señor que nos ayude: Padre del cielo y de la tierra, que tu Espíritu haga renacer la creación (cf. Salmo 104,30), y que la fuerza de tu amor nos anime a cuidar la vida y la belleza de la casa de todos. Te lo pedimos en nombre de Aquél que proclamó la Buena Noticia del Evangelio a todo el mundo.
† Card. Juan José Omella Omella
Arzobispo de Barcelona